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2011/09/21

El retorno


Vivo a día 29 de agosto. Son las 2:02 de la madrugada, acaba de terminar el domingo, último día completo aquí en mi pueblo, Canalejas de Peñafiel, situado en Valladolid. Han sido dos semanas bastante difíciles de definir en pocas palabras, pero por suerte soy una persona a la que no le importa extenderse a la hora de hablar, y espero que a vosotros no os importe leer más de lo que deberíais. Hagamos un pequeño repaso.

Como suponía, me he dedicado a la lectura en bastante profundidad. No he leído todo lo que me traje, pero sí una gran parte. 3 revistas (de 5), un tomo de manga (de 6), uno de cómic (de 2) y 2 libros (de 2), amén de un libro que encontré aquí, pero es más una curiosidad que algo reseñable: se trata de una especie de diccionario local que recopila en sus páginas jerga y expresiones propias de este pueblo vallisoletano. Aunque hay algunas contradicciones. No sé en qué orden publicaré las entradas, pero como puede que ya sepáis, también he visto bastante del anime que tenía aquí. De 5 películas y 10 capítulos, he visto 3 y 10 respectivamente. Es más, en cuanto acabe esta entrada planeo, si no acabarla del tirón, al menos empezar la entrada-análisis de uno de los largometrajes de los que os hablaba. También he jugado un poco, no tanto como hubiera querido (Os he contado ya lo de la Wii, ¿no?) pero no puedo quejarme: le he dado un repaso al Kingdom Hearts 358/2 Days, he acabado el Blanco, conseguido dos medallas más en el Esmeralda, empezado el Mario y Luigi 3, avanzado bastante en el Dragon Ball Attack of the Saiyans, entrenado bastante en el –no os lo perdáis– Cristal y Amarillo y bueno, como curiosidad, he gastado el tiempo de juego que me quedaba en el Plants vs Zombies de PC. Algo más habré jugado, pero mi memoria es frágil. Para los que me consideráis monotemático (Y con razón, yo también lo haría…), no, no he jugado a Inazuma Eleven.

Pero claro, no sólo de manganime vive el hombre. Y estando en el pueblo he aprovechado para hacer algunas cosas que no tengo tan a mano el resto del año, que si no me sé de más de uno que me pegaría por estar pegado a cosas de éstas todo el santo día. Y es que aunque en el momento no lo parezca acaban por surgir bastantes cosas que hacer. No todas son todo lo divertidas y amenas que uno quisiera, pero el milagro del crecimiento me ha permitido POR FIN poder elegir quedarme en casa (aunque realmente se acababa traduciendo en sacar al perro a dar una vuelta) en vez de hacer varias de ellas. Cosas como ir a visitar a gente a la que sólo veo una vez cada 8 años y esperan que recuerde y quiera como a conocidos de toda la vida, vagar por el pueblo sin siquiera ver la zona que desconozco (básicamente sólo he ido a la zona alta con el perro en toda mi vida) o tener que soportar a viejas amigas/conocidas/personas al azar que nadie realmente frecuenta de mi tía, mi madre o mi abuela que me digan que he crecido un montón. JODER, ME VISTE CUANDO TENÍA 6 PUTOS MESES, POR COJONES TENGO QUE HABER CRECIDO EN 17 AÑOS, SO BURRA. (Disculpen mi impropio vocabulario, señores.)

Volviendo ya a la parte agradable, puedo decir que he ido a la piscina con bastante asiduidad aunque la cerrasen durante las fiestas, comido chocolate con churros en las fiestas aunque no haya ido a ellas realmente (Creo que también os hablé ya de los canis de pueblo, así que podéis imaginaros el panorama…), he dado largos paseos con el perro bajo un Sol de just- –qué coño digo, soy de Bilbao y a mí el Sol no me afecta porque soy un semidiós, cagüenriau–, me he bañado en el río (Sólo hoy, vale, pero con el perro, que ha “aprendido” a nadar. Al menos nunca lo había hecho antes, ya me entendéis…), llamé a Mery un día desde las cercanías del cementerio, he ido a la ermita incontables veces ya que el paseo hasta allí es bastante agradable, he explorado las inmediaciones del pueblo a las que no me llevan por ser técnicamente callejones sin salida en su mayoría, me adentré en un bosque cercano… La verdad es que es bastante más entretenido de lo que pueda parecer, me he pasado tardes enteras de un lado para otro, listo para volver a casa, cansado, cenar, ver la tele (He visto mucho Dos Hombres Y Medio y Cómo Conocí A Vuestra Madre, me encantan xD), tirar de los vicios antes mencionados y dormirme a las tantas.

Aunque no todo ha sido felicidad en Pueblolandia. Mi torpeza innata y el hecho de no ser 100% bilbaíno (YO TE MALDIGO, PÁTER, POR QUÉ LECHES ERES DE SALAMANCA) han hecho que mi parte mortal aflore en ciertos momentos. Mis labios ultrasensibles, lo que podríamos considerar el talón de Aquiles de mi divinidad vasca, se “jodieron” tras el primer día de piscina –quizás por las cantidades de cloro, que podrían matar a un caballo– y han tenido altibajos en lo que a salud respecta. Ahora los tengo bastante bien, pero ha habido días horribles. No sólo eso, sino que me resfríe ligeramente en un cambio de temperatura gordo que hubo. Por suerte, mis células vascas actuaron y, tras un día de mucosidad casi efervescente, me encontré perfectamente, con la nariz totalmente despejada, y tan sólo con algún estornudo eventual, digamos que unos 3 al día y todos de una vez, generalmente mientras paseaba con el perro, y es que el Sol me pica en la nariz. Por último, lo más doloroso: un chocolate calentado hasta el punto de ser digno formar parte del más incandescente de los ríos de lava del Averno (por parte de mi tía, cómo no) fue vertido en mi mano, calcinándome los dedos índice y corazón de la mano derecha al instante. Esto sucedió el sábado, a altas horas de la madrugada, cuando mis padres y mi tía volvieron de tomarse unas copas por los baretos de la zona. El prendido de mi extremidad, que ocurrió sobre las 4 y cuarto de la madrugada, y digo que era sábado porque técnicamente ya lo era, me enrojeció e hinchó los dedos, que aún siguen así, aunque con algunas ampollas, la mayoría reventadas por el paso del tiempo y la ligera ayuda de las caudalosas aguas y corrientes del río Duratón. El dolor, que no hacía más que intensificarse aquella noche, se extendió en lo que parecía una agonía sin fin, que traté de aliviar con una mano dentro de un balde lleno de agua, ya que tal acto me alivia sobremanera. Sin embargo, comprobé que no conseguía dormir. Decidí bajar a la sala, poner la tele y confiar en nada que no fuera mi propio cuerpo y su capacidad de regeneración para solventar mi dolor, visto que ni pomadas ni ¿pasta de dientes? aliviaban mi dolor en absoluto. Aguanté como un jabato, puse la mano en alto, apoyándola en el sofá, me acomodé en el mismo y, viendo Titeuf, sólo sé que la última vez que miré el reloj eran las 6 y media. Desperté alrededor de las 9, no había nadie despierto (Bastante extraño puesto que mi abuela madruga que da gusto) y, viendo que aposté por la carta correcta al no notar nada de dolor en mi mano excepto cuando toqué la herida, decidí volver a ese dulce lugar llamado mi cama, donde Morfeo me mantuvo en sus garras hasta sobre las 3 del mediodía. Y qué bien dormí, leches. Como dato curioso, la noche del jueves oí gritos en la calle. Por el tono y el tipo de aullido, las únicas opciones son o que un tío estaba apretando de lo lindo intentando cagar en la acera o era Goku tratando de convertirse en Super Sayan. No había mierda en la calle, por lo que supongo que el guerrero del espacio vino a hacerme una visita. O eso o el tío iba estreñido.
Vaya, ha sido un tocho bastante largo para decir que me quemé la mano y que al día siguiente ya no dolía. Oh, se me olvidaba un hobby que he practicado bastante: he dibujado hasta que me han sangrado las manos. Literalmente; dejé de dibujar cuando no pude sujetar el lápiz sin que doliera, por la quemazón y eso, ya sabéis. ¿A qué he dedicado tanto rato? Bueno, me propuse un ¿reto? Al menos me pareció curioso: tengo ya bastante “experiencia” dibujando personajes de Inazuma Eleven, y decidí… cosplayearlos. (De ahí que no haya jugado, el dibujarlos ya era bastante… Supongo.) En efecto, Endou, Handa y Fudou (Mark, Steve y Caleb para los que como yo los conocemos por el nombre inglés) se han convertido en Geo Stelar, Eco, Kenshin o Layton entre otros. Cuatro cosplays para cada uno, ahora que lo pienso. Además, he seguido el proyecto de Pokémon lo mejor que he podido sin referencias, aunque bueno, no tengo a demasiada gente que me ayude así que tampoco importa.

Y esto es básicamente en lo que he pasado estas últimas 2 semanas. Un estilo de vida relajado, una tía que mucho critica y poco hace, un pueblo de viejos que me dicen que el perro está gordo (JODER, LE TUVE QUE CASTRAR, Y LA TESTOSTERONA QUE DEJA DE OBTENER LA SUPLE CON GRASA, CUALQUIER VETERINARIO OS LO DIRÁ) y largos paseos son lo que recordaré de estas vacaciones a las que hemos recurrido por no tener pasta para irnos a un hotel de un lugar de playa. No es que no me guste, pero bueno… ¡No me gusta hacerme la cama de vacaciones!
 
Por cierto, el equipo con el que superé la Liga de Teselia fue: Samurott (Épsilon), Grunpig (Perlado), Charizard (Superfuego), Salamence (Guiverno), Raichu (Sin mote, es el Pichu Variocolor que regalaban por Wi-Fi y no lo deja cambiar D: ) y Armaldo (Fosilín). Ale, criticadme diciéndome cosas como “usar Pokémons traspasados es trampa” (los pasé a bajo nivel excepto a Salamence y casi no lo usé, preguntadle a Sheizen), “ya podrías haber usado Pokémons de la 5ª generación” (luego decís que no molan) o “menuda mierda de motes” (…Pues tenéis razón…), que sé que, aunque sea por puro vicio, os mola hacerlo. Como a todos.

salu2!

1 comentario:

  1. Me encanta lo que has escrito sobre tí, la verdad es que me ha parecido muy gracioso :)

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